Ser
profesor es emprender un día un viaje sin fin.
Por el
camino de la enseñanza de la lengua nos vamos encontrando un sinfín de
paisajes diferentes y climas propicios y adversos. Aventureros por definición,
nos adentramos en el territorio fascinante de nuestras clases para conocer
muchos países, gentes, maneras de ser y nos enriquecemos en cada encuentro.
De ese permanente
trotar por el mundo de las palabras y de las culturas de la lengua que
enseñamos, vendrán los otros viajes, desplazamientos reales por la geografía del
globo. A lo largo de esas itinerancias físicas el camino nos regalará una argamasa hecha con
palabras, imágenes interiores y exteriores,
emociones, sensaciones e intuiciones: es la materia de la vida
convertida en oro por la alquimia del lenguaje.
Relato de
un viaje en tres movimientos a los paisajes inmensos y diversos, a las culturas resistentes de Colombia y a mi
amor por Latinoamérica.
Colombia 2016 Amazonas
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