Una de las ventajas más interesantes de Google AI Studio es su función de micrófono, que permite a los alumnos hablar directamente con la IA y recibir respuestas orales. Esta modalidad no solo favorece la fluidez y la comprensión auditiva, sino que también ofrece un entorno seguro para experimentar con el idioma sin miedo al error ni al juicio.
Los estudiantes pueden simular conversaciones reales, improvisar diálogos o jugar con distintos registros lingüísticos. Las posibilidades son amplias, adaptables a cada ritmo y nivel, y fomentan una práctica oral constante y significativa.
Creo que es fundamental enseñar a los adolescentes a utilizar la inteligencia artificial con criterio, creatividad y sentido pedagógico. No basta con advertir sobre sus riesgos: también debemos mostrarles usos positivos, que los impulsen a ser aprendices activos y autónomos.
Cuando se combina con retos comunicativos, propuestas lúdicas y escenarios que conectan con sus intereses, la IA puede convertirse en una herramienta motivadora que les da confianza y ganas de hablar más... y mejor.