Una España moderna, rompedora y vanguardista encarnada en el genio de El Greco (1541-1614) es la sorpresa que la presidencia española de la Unión Europea presenta en Bruselas durante los tres próximos meses para hacer añicos estereotipos de país y de artista.
El Greco revolucionario que deslumbró a los expresionistas alemanes y al propio Picasso es el que en una exposición de medio centenar escaso de obras arroja nueva luz, literal y figuradamente, sobre una España del XVI y del XVII que la indolencia intelectual asocia con la España negra.
Los promotores de esta iniciativa son la Sociedad Estatal para la Acción Cultura Exterior (SEACEX), el Palais de Beaux-Arts de Bruselas y la Junta de Comunidades de Castilla La Mancha. Se trata, sin duda, de la manifestación cultural más relevante de esta presidencia y ha despertado una considerable expectación.
"Lo que hemos querido es dar una imagen contemporánea, que rompa con la idea del Greco de la España negra. Mostrar su lado desconocido y también el de una España moderna a través de alguien vanguardista y expresivo. El Greco era moderno, con sus colores delirantes y las caras alucinadas."
El Greco que se muestra en el Bozar llama a la sensibilidad y valores de hoy, de independencia personal y artística, de hombre emprendedor y creador tres siglos adelantado a su tiempo.
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Algunos datos relevantes de su biografía
El impacto de la cultura pictórica veneciana fue decisivo para la conformación del estilo del Greco. Fue discípulo de Tiziano, pero también estudió a Tintoretto y a Bassano, todo ello absorbido de manera personalísima.
Los primeros cuadros de atribución indiscutida que se sitúan en la época veneciana (Estigmatización de san Francisco, Huida a Egipto, Cristo curando al cielo, Expulsión de los mercaders del templo, Adoración de los pastores… ) manifiestan ya una personalidad singular, en la que se reconocen la inconfundible libertad de fantasía y las extraordinarias dotes pictóricas que irán madurando en su producción posterior.
En 1570 el Greco pasó a Roma. Sus obras de composición asignables al período romano acusan la ampliación de su cultura veneciana de base con el estudio de la escultura antigua y de Miguel Ángel. La duración de la etapa romana del Greco no está puntualizada; por lo general, los historiadores se inclinan a creer que, antes de venir a España, volvió a trabajar en Venecia.
El Greco en España
En 1577 El Greco aparece documentado en Toledo, donde residió hasta su muerte. No se conocen a ciencia cierta las razones que le indujeron a emprender este viaje; probablemente intervendrían en ella su relativa falta de éxito en Italia y la esperanza de ser empleado por Felipe II en la decoración del Escorial.
Una vez instalado en Toledo, El Greco se impuso en seguida como el pintor más eminente y solicitado de la ciudad. Entre los encargos mayores que recibió hay que destacar "El entierro del conde de Orgaz".
La trayectoria del estilo del Greco en España no acusa influjo alguno de otros artistas. Es una evolución cerrada sobre la cultura pictórica de que ya venía dotado al llegar a Toledo, en un proceso de decantación expresiva, de exaltación mística cada vez más irreal y llameante, que alarga y deshilacha las formas, contrae o dilata el espacio, hace restallar los colores.
Hasta el siglo XX la crítica no ha sabido valorar suficientemente la personalidad artística del Greco. Los elogios se centran en sus retratos y en los aspectos de su pintura más aquietados y vinculados con lo veneciano; pero sus caracteres más diferenciados, su soberbia escalada visionaria, fueron interpretados por lo común como un caso de extravagancia, cuando no de locura. Sólo a finales del siglo XIX se empezó a entrar en una fase crítica más comprensiva de la grandeza del artista.
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