domingo, 25 de abril de 2010

Gracias, volcan



Amor Canarias
de volcán a volcán, 
de isla a isla,
de belleza en belleza:
Tenerife y La Gomera
en el corazón


Hemos pasado una semana más de lo previsto en Tenerife, una de “las islas afortunadas”. Nuestro tradicional viaje de “inmersión” en español y en lo español se ha duplicado, por obra y magia de las cenizas de un volcán que, en otra lejana isla, inundó el espacio aéreo de polvo de lava. 

Estar en una isla de origen volcánico, en la que el Teide se yergue omnipresente en el paisaje – Padre Teide y Madre mar – y verse obligados a prolongar la estancia por la erupción de otro volcán me hace pensar en una versión volcánica del efecto mariposa: "El aleteo de las alas de una mariposa pueden provocar un Tsunami al otro lado del mundo" "El simple aleteo de una mariposa puede cambiar el mundo".

Pero… ¿quién nos atrapó en la isla? ¿El Eyjafjöll o el Teide ? ¿Quién encendió los cielos cerrando el espacio aéreo para que con enamorados lazos la tierra tinerfeña nos conquistara definitivamente el corazón?

Han sido días de descubrimiento maravillado de un espacio natural y humano generoso, de sobrecogernos boquiabiertos ante la belleza de los paisajes del Teide, Masca y la Sierra de Anaga, de deleitarnos con el acento suave y cantarín de sus gentes, con los sabrosos mojos, la gran variedad de pescados y los aromas de sus vinos. 
Paseando por La Laguna nos soñamos callejeando por una ciudad de las Américas, como si hubiéramos saltado por arte de magia el charco. En las cañadas del Teide nos imaginamos actores en una película de cine fantástico. Nos sedujo La Orotava con sus casas solariegas y sus patios acogedores.
Y después, la inesperada prolongación nos hizo descubrir el sur, el encanto de sus playas de lava solidificada, los Parques Naturales de la Montaña Roja y la Montaña Pelada, sus pueblos de pescadores y de montañeses.

La Gomera, con sus paisajes indescriptibles, con su belleza pura, nos enamoró.

Acabo de volver al continente, como dicen ellos. Inadaptada para siempre a la vida normal. He vivido quince días en completa belleza, clima ideal, personas maravillosas con las que he compartido cama, mesa y risas, acariciada por el viento marino, bronceada por un sol que no quema, mecidos mis sueños por las olas del mar.

Gracias, volcan.





2 comentarios:

Anónimo dijo...

gracias, querida Pili, por dejar huella de momentos de encanto vital!

agradezco a nuestros "anfitriones guias" : Victor, Joel, Guacimara, y otros mas, encontrados por las calles, canarios amantes de su tierra o tierra de adopcion !

Matilde dijo...

¡Qué suerte la vuestra y qué bonito texto!