Una parte importante de mi vida está en los libros. Esta certeza se vuelve a confirmar en estos días de mudanza de biblioteca. Sí, mis libros se cambian de casa, o sea, yo con ellos. Entre cajas y maleteros, recuperan por unos días su condición de nómadas.
En el transito, me ayudan a recobrar la memoria, me libran de la amnesia desagradecida que nos deja como polvo el paso del tiempo. Acaricio sus tapas, los huelo, los abro y, de vez en cuando, me encuentro con una perla manuscrita, un tesoro de aquellos tiempos de piratas y náufragos en el que aprendimos las palabras y a vivir.
Mi querida amiga María Ángeles escribió para mi, hace ya muchos años, no solo un precioso himno a la amistad, sino también y sobre todo, presintió y aceptó mi condición de nómada, sorteando espacios y corazones, marchándome una vez la tarea terminada, llena de todo, a otros lugares.
Gracias por quererme libre.
"No te vas.
Los espacios físicos no existen en la memoria.
Se perderán las manos en el aire y se difuminara el andén en rastro discontinuo…
Es el juego del espacio y los colores.
Otro andén y otras manos recobraran la nitidez a tu llegada: Prolongación del amor que ocupa el espacio del alma.
Las distancias geográficas son ridículas en el mapa del recuerdo.
Con la memoria podemos viajar en dulce vuelo a todas las ciudades del sentimiento. Sin mareos. Con las palabras. Sin fatigas. Con amor.
Hay una estructura comunicativa interior que no necesita de ministerios ni seguridades viales. El único riesgo es el de la nostalgia. Pero no habrá lugar para ella, porque no te vas. Estas aquí, sabiéndote feliz, ávida de vida, curiosa, como cada día, en la calle, en las tardes de biblioteca, en los proyectos…
Llévanos contigo a donde vayas. Guárdanos un sitio en el compartimento del tren, en el campo, en las ciudades. Abraza a los que te rodean y abraza por nosotros.
Emociónate y emociónanos. Aprende de la vida y enséñanos tu sabiduría en un aula sin maestros ni discípulos.
Sé muy feliz y haznos felices.
No te digo adiós porque te quedas en mi alma. Y en tu camino o el mío nuestras manos se estrecharan en el recuerdo, en la emoción o en la rabia, en la alegría o en la tristeza.
No hay espacios físicos en la memoria. España y Bélgica son prolongaciones de un espacio interior que no tiene fronteras.
Cada día te diré que te quiero y gritaré al aire tu nombre para que escuches mi voz en la distancia "
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