martes, 3 de noviembre de 2009
A mi vida llena
Hoy quiero soñarte,
amor,
todavía más ligero,
pequeño en gravedad tú,
alta yo de cielo.
Pintado de azul y nube,
coronado por el cielo.
Abrázame con tus seis alas
y séllame los labios de besos
en un poema dulce y sin sombras
que lleve tu nombre en los versos
Y tu boca como estrofa:
de rima,
tu cuerpo entero.
¿Sabe la flor como se llama?
¿Lo sabe el pájaro,
La estrella,
el mar?
¿Saben los vientos sus apellidos?
¿Por qué te dieron un nombre,
Amor?
Si tú no tuvieras nombre
todo seria inventado por mí, las letras,
los fonemas
y las palabras
de sus queridos diccionarios.
El mundo
inicial,
intacto,
hasta el primer beso nuestro.
para dar luego a luz
en parto gozoso
los nombres enamorados
de todas las cosas.
Lamento del pez viudo
Es de noche.
oigo el mar;
pero tu voz,
¿dónde esta?
Bajo la luna
veo los barcos
pero ¿ donde navegan
tus brazos?
Entre las voces
oigo las olas
(me hago la sorda:
a mí solo me llama
tu boca)
Detrás de las barcas
los enamorados
se besan.
(El mío me mira y no me besa)
En el mar
duermen los peces.
Pero el mío no duerme.
Al amarte,
me abro a una forma diferente
de estar en el mundo.
Descubro
un pensamiento nuevo,
una manera distinta
de enfrentarme a la vida.
Te amo
cuando te descubro de verdad
como alguien nuevo
que me sorprende con su originalidad.
El amor
empieza con el descubrimiento
Y termina, quizá,
Con la conquista.
“Hacerte mio”
¡nunca!
sino doblemente tuyo,
nuestro,
ese ser más intensamente humano
que formamos.
Amarte
es
abrirme
a lo real.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario