En movimiento se me aceleran los cuestionamientos. Relampaguean en
mi mente como inyecciones de conciencia, fulgurantes y resbaladizos como
territorios pantanosos por donde me da miedo ver desaparecer algunas de mis
certezas.
Aprovecho que estoy con la cabeza al revés… para ver mis cosas
desde la perspectiva nueva que me ofrecen las antípodas.
Ya llevo mucho tiempo publicando en este blog, que es como el día
a día de mi taller de artista o mejor dicho de artesana de ELE. No tiene nada que ver con publicar un libro, un hecho que se me aparece mucho más perenne,
costoso, arduo y definitivo.
Los blogs fluyen. Son como arboles de hojas caducas, viven de la
inmediatez de las clases y revelan algo que funciona – o no – en un momento
dado, para unos determinados alumnos. Los blogs son como nosotros: docentes en
movimiento en el ejercicio de nuestra profesión compartida. Alimentan nuestro
quehacer con el rigor que implican, las alegrías que nos dan, las luces que
revelan y los encuentros que propician.
Veo, veo.. ¿qué veo en
el mundo ELE?
Muchísimos materiales, buenas editoriales, nuevas herramientas que
nos abren vías inexploradas , cosas “antiguas” rejuvenecidas y maquilladas, muchísima
gente generosa que deja fluir su quehacer y lo comparte, gente de moda y grandes
profesionales que nos nutren y nos inspiran (que conste que todos podemos ser
“grandes” para alguien en un momento dado), muchísimas recetas con parecidos
ingredientes, , una gran fe – a veces ciega cuando viaja sola – en las nuevas
tecnologías y las redes sociales.
Tenemos las cosas mucho más fáciles que antes, aunque no más
sencillas. Pasamos a veces demasiado tiempo
buscando la secuencia perfecta, o intentando crearla, dudando, eligiendo
la que nos parece la mejor opción para una clase. Las redes sociales nos ayudan
a colaborar, nos inspiran al poder leer lo que imaginan otros pero también
son devoradoras de tiempo.
¿Y si con todo eso nos olvidamos de lo principal? (no digo que
pase, sino que pueda pasar)
La pregunta del millón
Más allá de modas y tendencias, en mi brújula de profesora , ¿a qué
norte tiene que apuntar mi practica docente para conseguir mi objetivo
principal, que no es otro que mis alumnos sean mejores (no me atrevo a
decirlo, pero lo pienso: excelentes) como estudiantes y como
personas?
¿Cómo transformar los recursos didácticos en oro? (maravillosa
alquimia de nuestra profesión)
Los seis magníficos
Tras larga reflexión, atenta a la evaluación de mis alumnos y a la
mía propia, defino las grandes líneas inspiradoras ( cuidado, no son
ingredientes, porque no hay recetas) de mi éxito como profesora:
- Alimentar la motivación
- Brillar y hacer que brillen
- Vivir en clase emociones positivas
- Establecer una relación humana auténtica
- Transmitir la pasión (por el español y por el aprendizaje)
- Transmitir la pasión (por el español y por el aprendizaje)
- Aprender
con proyectos
No hay que descuidar el tejido humano. Un brillante profesor
dotado de maravillosos recursos y de todas las competencias necesarias, lo será
menos si lo humano adolece.
Los adolescentes nos enseñan esta ecuación: son sobre todo
sensibles a lo que somos, luego a lo que hacemos y por ultimo a lo que decimos.
Los alumnos que me agradecen lo vivido en clase no hablan de mis
competencias (y soy consciente de que las tengo), sino de lo que soy y de las
cosas maravillosamente humanas que han podido vivir en clase.
Somos creadores de posibles, artesanos de lo humano
Qué gran profesión
Feliz alquimia 2014