A lo mejor los seres humanos necesitamos ritos para apañarle un sentido a la existencia. Uno de los ritos mas populares es este cambio de año que vamos a vivir dentro de unas horas. Tomarse las uvas, comer lentejas, dar una vuelta a la manzana con una maleta para viajar mucho, poner algo de oro en la copa de champán (para tener dinero), barrer la casa para sacar las malas energías, ponerse ropa interior roja (amor) o amarilla (éxito, dinero)… son diferentes maneras de conjugar este deseo de domesticar el tiempo, de hacerlo nuestro, de decirle al oído: “No, no eres tú quien nos conduces hacia no-sabemos-donde, somos nosotros quienes jugamos contigo y te hacemos nuestro”.
Pocas certezas tengo. Y conforme avanza el tiempo – o yo con él – todavía menos. Las voy perdiendo en el camino al roce de la realidad.
Para ver si me convienen todavía, he decidido crear ritos con las certezas que me quedan. Una de mis preferidas es, como canta Jorge Drexler, que “uno solo conserva lo que no amarra”. He decidido aplicarla a mis ficheros de ordenador y aquí estoy, de limpieza, limitándome yo misma los recursos, tirando lo que no vale, compartiendo lo que creo que todavía merece la pena y puede servir a otros. Para intentar así escapar a la condenada espiral del síndrome del virus “demasiadas cosas” que nos congela la capacidad de decidir instalándonos en la duda permanente: ¿qué me pongo? ¿qué hago de cenar? ¿qué actividad hago en clase?
Cumpliendo pues este nuevo ritual en este ultimo día del año ando publicando en mis blogs: un juego sobre el agua que podéis ver aquí, el juego “La oca de la solidaridad” - que me parece apropiado para empezar fuerte el 2011 - y otro, el del reloj – nada extraordinario, de andar por casa - que viene bien para repasar la hora con los adolescentes (segunda lección del Gente Joven 1)
Bueno, pues nada más.
Que encontréis vuestro ritual para empezar bien el año.
Y a ser felices. Y, sobre todo, a querer serlo.
El juego "La oca de la solidaridad"
Juego de Las Horas