Me detengo unos instantes en medio del barullo existencial de este principio de curso, un poco mareada por la consiguiente reorganización de tiempos y espacios vitales que implica (me había olvidado de lo que era vivir bajo el dictado del reloj) para comentaros la alegría de las primeras clases con mis adolescentes quinceañeros. Son como los primeros pasos del niño pequeño que empieza a recorrer el espacio de manera autónoma y contempla maravillado todo lo que le rodea, orgulloso de su proeza.
Así los veo yo en las primeras horas de clase.
- - Jugar al domino: lo podéis descargar aqui
- - “oyes – dices “ con letras
- - tarjetas con imágenes y palabras : en grupos, uno deletrea la palabra y los demás tienen que pronunciar correctamente la palabra (el que la pronuncia bien se queda con la tarjeta)
- - carreras de relevos (en el patio): se divide la clase en 3 o 4 grupos y se prepara un mazo de fichas para cada uno con palabras escritas que se ponen encima de un banco o en el suelo del patio. También se necesita un objeto que haga de “testigo”. Los grupos se ponen en fila lejos del banco, y tienen que venir (de uno en uno por turno) al lugar donde esta el mazo de su grupo, coger una palabra y deletrearla. Si la deletrea bien, el profesor le da el testigo y va corriendo a dárselo al siguiente corredor de su equipo. Gana el equipo que termina el primero.
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