Durante estos días juntos hemos hecho
un enorme recorrido. Hemos pasado de la dimensión virtual a la real: nos hemos
encontrado. Nuestro proyecto se construye y nos construye y así construimos
Europa. Porque el camino tiene una doble dimensión: exterior e interior. Nuestras
visiones se han modificado: los belgas no son tan fríos como dicen ni los
españoles tan juerguistas. El camino nos
ha enseñado a mirar al otro con
curiosidad y asombro: queremos conocerle porque nos intriga. En definitiva,
hemos vuelto a la fuente del significado del verbo: mirar es admirar.
He visto y escuchado esa admiración que
dilata la vista y el corazón en el publico que asistió el sábado a la
representación. Una madre me dijo: “Qué bueno ver a jóvenes que reflexionan y
que se movilizan en proyectos que cuestionan de manera positiva el mundo en el
que vivimos”.
Porque allí estaban, más de 50
adolescentes, un sábado a las 6 de la tarde, haciendo teatro en el Instituto de Beaumont.
A la espera de editar los videos, aquí os dejo algunas fotos de la representación.
Para saber mas cosas sobre el proyecto en este enlace
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