Cuando lo soñamos en febrero del 2012 no podíamos imaginar que
este ambicioso proyecto que implicaba tantos grandes retos para los alumnos – informarse, reflexionar, cuestionar,
imaginar Europa; escribir, representar una obra de teatro en lengua extranjera–
iba a ser una experiencia tan apasionante y en la que íbamos aprender todos tanto.
La valoración que le han dado mis alumnos de Bachillerato en este
final de curso es de 10/10 y al hablar del proyecto en sus miradas estallaba el
brillo de todas las estrellas de la Vía Láctea, del Campus Stellae resplandeciente
de lo vivido.
Mi valoración personal no admite cómputos ni porcentajes; se mide
en felicidad y alegría por lo
conseguido, en riqueza humana y profesional por los maravillosos profesores con
los que he tenido la suerte de trabajar – Javier Acín, Juanjo Montaner y todos
los profesores del IES Prineos de Jaca –
Si os interesa el proyecto
Nuestro blog: Actores de Europa
Mi conclusión
Los alumnos necesitan que les planteemos grandes retos, que
dinamitemos con pasión las paredes del aula para zambullirles en esa vida que infunden
los proyectos en la clase.
Una concepción demasiado escolar de la escuela puede ser la mayor
enemiga de los aprendizajes, y por ende, de la misma escuela.
Abramos las ventanas, salgamos a la calle para observar y
colaborar en el despliegue de la vida y en el devenir de lo maravillosamente humano.
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